¿Quién ha dicho que para ganar dinero en la Bolsa ésta tiene que subir?
Esto es así para una gran mayoría de los inversores, pero para los que ya llevan tiempo lidiando con los mercados, hay un tipo de producto financiero, perteneciente al grupo de los derivados, que tiene una cierta similitud a los futuros, pero con una liquidez mucho más elevada, y otras ventajas que veremos a continuación.
Estamos hablando de los CFDs o Contratos por Diferencia.
Este tipo de productos nos permitirá invertir en cualquiera de los sentidos en los que vaya la tendencia. Lo primero que hay que tener en cuenta es que se trata de un producto apalancado, por lo que de igual manera que puedes tener un porcentaje muy amplio de rentabilidad, también puede ocurrir lo contrario, al igual que ocurre con el mercado de futuros.
Una de las principales ventajas es que puedes jugar con más dinero del que realmente tienes, de ahí lo que comentamos de que se trata de un producto apalancado.
Pero vamos a ir despacio para comprender bien su funcionamiento, que en un principio puede parecer un tanto complicado.
Para no entrar mucho en tecnicismos, vamos a intentar explicar qué son los CFDs y cómo funcionan mediante ejemplos reales.
Imaginemos que somos unos expertos en análisis técnico, y que además tenemos desarrollado un sistema de trading con un porcentaje de éxito en las operaciones bastante bueno, y que en consecuencia sabemos que un determinado valor va a pegar un pepinazo para arriba, por lo que queremos invertir lo máximo que podamos, pero no tenemos tanto como hubiésemos deseado, pero es que estamos «tan seguros» de la operación que estaríamos dispuestos a pedir dinero prestado a alguien para apostar fuerte por esta operación.
Los CFDs están para estas situaciones, para que no tengas que recurrir a nadie para que te adelante el dinero. Para ello, es el broker el que te «presta» el dinero, pagándole solamente unas comisiones, comisiones que suelen ser bastante bajas. El broker siempre va a ganar estas comisiones, independientemente del resultado de tu operación. Por este motivo, el broker tiene su negocio montado. Pero además, por si fallas en la operación, el broker te va a pedir un dinero como garantía de la operación, dinero que queda paralizado en tu cuenta durante la operación y se te desbloquea cuando cierras posiciones.
Esta garantía suele ser un porcentaje sobre el total de la operación, y dependiendo de la empresa con la que operes puede variar, pero como referencia podemos hablar de un 5% para operaciones intradía y de un 10% para operaciones que no se cierran en el mismo día en que son abiertas.
Por tanto, llegados hasta aquí vemos que con sólo un 10% del total de la operación más las comisiones podemos acceder a una inversión mucho más grande.
Respecto a su funcionamiento, comentar que es muy parecido a los futuros, es decir, al final del día se produce una liquidación en tu cuenta en función de la variación del valor en ese día.
Para entenderlo mejor podemos ver un ejemplo de una operación con acciones convencional y otra con CFDs: Imaginemos que compramos 100 acciones de BBVA a 7€ y dos días después vendemos las mismas acciones por 8€. Con la operativa normal de acciones esta operación te habrá hecho ganar 100€ (menos comisiones), y ese beneficio lo recogerías el día de la venta, es decir, dos días después de la compra.
Los CFDs no funcionan de esta forma. Como el broker te ha adelantado dinero, tu inversión es vigilada todos los días, y al final de cada día el broker mira en cuanto ha cerrado el valor y calcula los beneficios o pérdidas que llevas hasta la fecha y te paga o te cobra justo en ese momento. ¿Os suena haber leído esto en la operativa con futuros? Es lo mismo, al menos hasta aquí.
Cuando cierras posiciones, el resultado es igual que si hubieras hecho los cálculos el último día, pero se hace como comentamos por un tema de vigilancia por parte del broker.
Si todavía no os habéis perdido, ahora viene lo mejor, la mayor ventaja que ofrecen los CFDs y que es la razón que da el título a este artículo: Vender acciones que no tienes.
Los CFDs te permiten vender acciones que tú no tienes para comprarlas posteriormente, y esto porque según nuestro análisis del valor, pensamos que su cotización va a caer, por lo que si vendemos primero y compramos después más barato vamos a obtener un beneficio, ¡y con el valor cayendo!.
Por tanto, nosotros podremos vender una acción del Santader a 7€ y comprarla posteriormente a 6€, ganando 1€ por acción invertida.
Esto es lo que comúnmente se conoce como posicionarse en corto.
Una de las diferencias con los futuros es que los CFDs no tienen vencimiento, por lo que no es necesario rolar posiciones de un vencimiento a otro.
Por lo visto en el artículo, llegamos a la conclusión de que el apalancamiento que ofrecen los CFDs es 10 a 1, puesto que sólamente nos retienen un 10% sobre el valor de la operación total, y podemos invertir por un valor 10 veces superior a la garantía que nos retienen en la cuenta.
Como comenté al principio, en los CFDs, así como en cualquier producto apalancado, el consejo es que hay que tener bastante experiencia en los mercados antes de meterse a invertir con este tipo de productos, pues si bien la rentabilidad es mucho mayor que con las operaciones convencionales sobre acciones, el riesgo también lo es; valga mi experiencia con los futuros en mis primeras etapas como trader, donde me di más de un batacazo.
Si bien el apalancamiento, dependiendo desde el punto de vista desde donde se mire se puede considerar como una ventaja o como un inconveniente, existe un inconveniente con los CFDs, y son los intereses que hay que pagar diariamente por mantener la posición abierta. Esto hay que tenerlo en cuenta, porque puede darse el caso de que los intereses sean igual o mayores que los beneficios, por lo que ganaremos muy poco o nada.
Esto nos da la pista de que deben utilizarse para operaciones que estén muy claras, donde el valor no se nos va a poner lateral, porque el paso del tiempo es dinero en intereses.
Cabe destacar que en el caso de operaciones en corto, es decir, vendiendo para luego comprar, aquí no pagamos intereses, sino que nos los abona el broker.
Por tanto, desde mi punto de vista, el mejor tipo de operaciones para invertir con CFDs son operaciones bajistas, donde el precio va a ir para abajo. Yo al menos los uso para estos casos, pues mi operativa me dice cuándo debo colocarme largo y cuando debo hacerlo corto, y para este segundo caso, la mejor opción son los CFDs.
Respecto a la elección de un broker online para operar con CFDs hay un montón de ellos, y podéis encontrarlos fácilmente en Internet. Los hay específicos para CFDs y luego hay otros que permiten manejar diferentes productos. Yo prefiero la segunda opción, porque es mejor tener el mismo broker para compra de acciones convencionales y CFDs para posiciones cortas, pero esto es una cuestión de gustos.
En las páginas web de cada uno de ellos vais a tener con todo lujo de detalles las tarifas, garantías, intereses, etc.
Quiero terminar recalcando el peligro que conlleva este tipo de productos por su elevado apalancamiento, así que primero hay que formarse, invertir en acciones, pelearse con los mercados, y cuando se tenga una cierta experiencia, intentarlo con los CFDs.