En el mundo de la Bolsa siempre han habido dos figuras simbólicas, que son el toro (bull) y el oso (bear), siempre enfrentados tratando de conseguir el éxito. La lucha entre ambos simboliza los ciclos alcistas y bajistas en la Bolsa.
Los toros se asocian a mercados alcistas por su forma de ataque: atacan siempre de abajo arriba con sus poderosas astas, mientras que los mercados bajistas están representados por los osos, que atacan con sus imponentes garras de arriba hacia abajo.
El resultado de la lucha, que se rige bajo la ley de la oferta y la demanda, depende de un montón de factores, tales como estrategias, tácticas y, sobre todo, el control de las emociones. De ahí la importancia que tiene el psicotrading.
Tan extendidas están estas dos figuras simbólicas que en multitud de artículos bursátiles, se habla de mercados bullish en vez de mercados alcistas y mercados bearish para los mercados bajistas.
No pensemos que esta terminología solamente es utilizada en Nueva York, sino que está extendida por todo el mundo.
El término bearish tiene su origen en Estados Unidos, donde se comenta que algunos cazadores vendían la piel del oso antes de haberlo cazado, pensando que en el futuro el mercado de las pieles iba a bajar. De esta forma se especulaba con su precio, de igual manera que hoy en día se hace con el mercado de futuros.
Por tanto, a modo de resumen, los toros hacen subir el precio y los osos lo intentan bajar, y el movimiento final será el resultado de la lucha entre ambas partes.
Parece paradójico que mientras estamos hablando en todo momento de lucha encarnizada entre dos partes muy poderosas, el precio final de cada transacción será un precio pactado por ambas partes, es decir, se da un precio con el que están conformes toros y osos. Una vez efectuada la transacción, comenzará la lucha para la siguiente, y así indefinidamente.